
Se juntaron las personas, el espacio y el momento correcto que permitieron que llegáramos ahí sin tenerlo planeado.

Vivir una expresión de la naturaleza tan exacta y única no te deja más que agradecer el valor de las cosas. Que no se pagan, ni se compran.
Las que solo se aprecian, se miran y no se tocan. De las pocas cosas que el ser humano no puede intervenir, porque es un proceso natural.
Te hace sentir tan frágil, pues es una fragilidad mezclada con sencillez. Aprender apreciar el valor de las cosas y agradecer el privilegio que vivimos
Bosque de Raimondi.-Cotahuasi
Perú
Noviembre 2016